sábado, 21 de marzo de 2009

El lugar exacto


A Carlos Fuentes Lemus. In memoriam.

No recordamos los días
recordamos los instantes.

Cesare Pavese


Yo…Creo en los lugares exactos; igualmente sé que existen puntos convergentes, donde las personas y cualquier manifestación de vida, con el rol del movimiento, llegan a encontrarse sin colisionar (el orden del caos).
…Alguna vez, alguien ha ocupado u ocupará el sitio en el que ahora me encuentro, también alguien pensará lo mismo que yo en alguna parte del mundo; y eso, es un lugar exacto.
El nacimiento de Cristo que marca una era, se convierte en una convergencia de sucesos, así como el de los cuerpos celestes, que durante sus evoluciones llegan a violar un punto que ha sido ocupado por otro cuerpo; también es un lugar exacto. Así es este momento…Exacto, como la línea que media la vida y la muerte; en un tiempo suspendido cual pompa de jabón en el aire, sin saber siquiera, cuando dejará de existir.
¿Pero cómo se llega a este punto muerto? También conozco el camino; es como el efecto estereofónico de los sonidos, debes situarte en el ángulo correcto donde se conjugan las resonancias, es el espacio donde sólo tú lo puedes apreciar, ¿lo has sentido?
…Fue la nota dulce y melancólica nacida de la flauta de tres tonos, allá arriba; al final del mástil, donde cuatro hombres-pájaro miden la inmensidad de la fe, y donde el sacerdote en su catarsis se entrega en su danza como resultado de una petición, él mismo es una ofrenda; es el resumen de una dinastía, en cuya nota sonora de flauta y tambor, sirven de capullo para efecto.
Simultáneamente, en el mismo punto, los acordes básicos del órgano de la iglesia de junto, con su figura sacra y su salmodia en equilibrio de verdad indiscutible, dedos en la tecla y voz en la música, una formula perfecta. Los dos ritos conjugando un pasado y un presente, armonizados en un espacio teogónico, ambos en su solemnidad litúrgica.
…Pero existe otro momento que también se eleva, también logra su ascesis, la modernidad; la modernidad con sus actos vanos, la belleza de lo ordinario, la frivolidad y sus facetas; de tacones, murmullos y bocinazos de los autos, de cuyos dueños enanos sobresalen cuellos largos; de ayes emitidos por gargantas sordas o de neurosis contenidas en los vasos capilares.
Tres los rostros, tres los actos de fe conjugados, tres sonidos haciendo música; la vida en tres actos. Y yo de espaldas distinguiéndolas, y de frente la tarde, dando paso a la noche… Esperando al final, el telón del acto último, del último murmullo que se va…Y se aleja…, como el cabús de un tren perdiéndose en una curva en la distancia, y yo espero, con la paciencia suficiente, con mis sentidos despiertos, para ser el punto exacto de otro lugar exacto.

1 comentario:

  1. Mi estimado Juan, he pensado que los momentos exactos como bien mencionas están dándonos señas todos los días, la mañana, el mediodía y la noche, Tonos bajos, tonos medios y tonos altos, enseñándonos que se vive en momentos exactos por tres actos, es por ello que pienso y coincido contigo y que se debe estimar la vida en tres capítulos:
    Como hijo y alumno,
    Como hombre, y
    Como padre y maestro…
    Saludos
    Poeta

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