sábado, 21 de marzo de 2009

Espiral


Es muy posible que toda creación tenga como principio una espiral, una espiral cuyo proceso de crecimiento está dado a su vez por un incesante consumo de sus partes externas. Imaginemos el movimiento de un líquido dentro de una licuadora. Las aspas que giran sin cesar arrastran en la inercia de su movimiento a la materia que por la velocidad forma un remolino. Así, los círculos externos necesariamente serán jalonadas por el eje central imaginario (en este caso las aspas), cuyo centro energético se expande y se consume a sí mismo, “alimentándose” de sus partes externas. Una vuelta al principio. Cuando Octavio Paz refirió a la flor como un sol, quizás pensó en la magnificencia de su belleza o acaso puso de manifiesto el gran señorío de su color. Sin embargo, puede caber la posibilidad de que haya ido más allá y que en su viaje contemplativo imaginase cómo la flor inicia su crecimiento rompiéndose desde su interior, en este proceso existe una sensación de vértigo. Los círculos que dispuso Dante en la Divina Comedia para exponer el bien y el mal, representan otra manera del sentimiento laberíntico que desprende la espiral, pero aquí el centro y núcleo están dados por el fuego, que es una alegoría del mal y que en sentido religioso su significado esté basificado en el pecado. A simple vista, la Vía Láctea es una franja uniforme, una disposición cuya alineación en la bóveda celeste está dada por miles de estrellas que buscan hacinarse por alguna fuerza gravitatoria poderosa. Nuestra posición terrestre en esta panorámica sería como mirar el limbo de una hoja de afeitar gigante. La inclusión que tenemos en este ejemplo, es que finalmente somos el gran perfil de una galaxia que a manera de espiral terminará atragantándose a si misma, y a nosotros con ella. Sea que la fuerza se expanda o se concentre habrá de contemplar la posibilidad de que toda existencia esté gobernada por fuerzas de desplazamiento cuya forma sea una espiral. El ying y el yang, es un alfa y omega que concentra y equilibra las fuerzas positivas y negativas, la combinación de sus dos colores-fuerza son el equilibrio de las naturalezas existentes en el universo en convivencia con las naturalezas del hombre. De nuevo la forma y la lógica en un eje como origen. “Los rumbos del universo” pueden contemplar la cardinalidad de los cuatro referentes que todos conocemos, sin embargo, para viajar a cualquiera de los puntos en la distancia habría de considerar el punto cardinal más importante (a partir de uno mismo)que guarda un centro (cenit o nadir) y a partir del cual iniciar el desplazamiento. El movimiento centrífugo, motivado por fuerzas de flujo y reflujo generado por la fuerza que despide un eje central, debe ser finalmente, una reminiscencia de la creación o des-creación.

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