sábado, 21 de marzo de 2009

Toutatis


He dado libertad a lo que fuera mi pensamiento y sale al encuentro de la roca-hierro que se avecina, acaso siguiendo el espíritu nómada que mi voluntad ha desterrado de esa mi primera tierra...(las estrellas),Y como un travieso saltimbanqui haciendo piruetas, me acerco al eructo del cosmos, a esa arena que alguna vez una fuerza quizá no tan poderosa (siendo tal vez otra especie del efecto mariposa) hubo dejado caer en el vacío infinito del espacio. Me trepo a la vorágine del tiovivo y no sé si abandonarme a su movimiento o contrarrestar su fuerza de desplazamiento con el peso muerto en que he investido mi curiosidad. Sin embargo no podría estar en contraposición con la naturaleza y sus efectos, pues mi trayectoria no obedece a esos lindes, sólo me queda la remota comprensión , la sabia reverencia hacia las fuerzas celestes y la arrogante idea de ser parte del cosmos. Semilla que acaso, como idea, vaya impregnada en el fósil que amenaza ésta partícula que llamamos Tierra. Si acaso alguna vez, la pirotecnia del caelum, cayese sobre nuestras cabezas, todas las oportunidades de la vida terrestre se habrán dado cita en este pequeño espacio llamado tiempo...Sería mejor apegarnos al recurso de la ignorancia, sabedores de haberlo dado todo, satisfechos de haber aspirado infinitos aromas y quizá con una cierta melancolía de que al final, la verdadera certeza omnipotente, se encontraba en eso que nosotros castigamos del hombre cavernario. El paganismo y el respeto del cosmos.

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